Alimentación en daño neurológico
La alimentación es una capacidad básica para mantenernos con vida pero también de disfrute. Habitualmente nuestras relaciones sociales se centran alrededor de comidas familiares, cenas o picoteo. Muchos pacientes neurológicos se ven privados de esta capacidad de necesitan ser alimentados a través de sondas nasogástricas o parenterales (directamente al estómago).
Esta dificultad para ingerir alimentos se conoce como disfagia. Según la extensión de la lesión puede afectar a sólidos, a líquidos o a ambos. El profesional encargado de realizar esta valoración es el logopeda, este establecerá las pautas de las texturas que son aptas para la alimentación y/o hidratación del paciente. Luego, en conjunto con el nutricionista, se establece una pauta alimenticia para asegurar una correcta nutrición e hidratación.
¿Qué es la disfagia?
La disfagia es la dificultad o imposibilidad de manejar el alimento en la boca y tragarlo, esto causa atragantamientos. Con la edad la musculatura se debilita y perdemos reflejos, una gran parte de la población anciana padece disfagia sin ser conscientes de ello.
¿Por qué es tan grave?
Es muy grave porque estos alimentos se pueden obstruir la vía aérea produciendo la asfixia o neumonías. Los alimentos que entran en la vía aérea pueden ser expulsados a través de la tos o se pueden ir acumulando en los pulmones hasta producir las neumonías. Las neumonías son una de las principales causas de muerte en nuestro país.
¿Cómo se valora la deglución?
En los hospitales se realiza una videofluoroscopia, una especie de radiografía en movimiento. La prueba consiste en proporcionar al paciente con sospecha de disfagia varios bolos con un contraste que ha de ingerir. Estos bolos serán de diferentes consistencias (néctar, líquido, pudding, sólido) y diferentes cantidades (5ml, 10ml, 25ml). En el vídeo se podrá observar cómo se desplaza el bolo por la faringe y si hay aspiración o penetración en la vía aérea. En los centros no hospitalarios se realizan las valoraciones con el test MEC-V, proporcionando al paciente las diferentes consistencias y volúmenes y analizando varios aspectos como tos, cambio de voz, restos de alimento en boca, cantidad de degluciones, etc. En función de los datos obtenidos se establece una pauta alimenticia o, en casos graves, se deriva directamente al hospital para ser sondados.
¿Cómo volver a comer después de utilizar sonda nasogástrica o PEG?
Para volver a introducir alimentos por boca se debe de realizar una valoración global del paciente como: el estado de conciencia, la posibilidad de incorporarse y mantener una postura adecuada, reflejos, musculatura, sensibilidad, sello glosofaríngeo y nasofaríngeo, sellado labial, masticación, etc. Una vez obtenidos esos datos se establece un plan de intervención adaptado a cada paciente.
¿Cuándo retirar las sondas?
Las sondas se retiran cuando se puede asegurar una adecuada hidratación y alimentación para que no peligre la vida del paciente.