Los psicólogos y neuropsicólogos desempeñan un papel fundamental en la vida de los pacientes durante el periodo de adaptación al nuevo estilo de vida. Se necesita acompañamiento psicológico para abordar los cambios que le pueden afectar a su nivel de independencia, relaciones de pareja, ámbito laboral, etc.
Los familiares con implicación directa en la nueva vida del paciente o responsables de los cuidados nos duelen transmitir sentimientos de angustia, impotencia, agobio y desamparo ante esta nueva situación y la falta e conocimiento de las terapias que pueden ser beneficiosas para las dificultades encontradas.
Algunas de las secuelas más comunes en daño neurológico son:
1. Depresión, aceptar la nueva condición física, psicológica, social, laboral, familiar, etc.
2. Labilidad emocional, pasar del llanto a risas descontroladas ante estímulos que, en principio no deberían de ser tan estimulantes.
3. Desorientación, dificultades para situarse en el tiempo que están viviendo o reconocer el lugar.
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